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El café es una bebida universal y casi un ritual en el que alrededor de una taza empezamos el día con energía o nos llevamos el café para la oficina y empezamos nuestra jornada con ánimo, pero: ¿Cuál es la historia del café? Las primeras plantas de café se encontraron en las regiones montañosas de Etiopía en el siglo XV, de este país pasaron al Yemen, situado en el Sur de la Península Arábica y más tarde fueron llevados a Sri Lanka y la India. El café llegó a Europa a principios del siglo XVII a través de un botánico alemán que lo descubrió en una exploración a África y finalmente cuando varios ejemplares de la planta se llevaron al Jardín Botánico de Ámsterdam. Desde ese momento el cultivo de café se extendió por todo el continente y llegó a las colonias que los europeos tenían en América. Los primeros arbustos de café llegaron a las islas del Caribe, luego a Brasil y finalmente a Colombia donde el cultivo de café se consolidó. En la segunda mitad del siglo XIX un hongo arrasó los cultivos de café de Sri Lanka, entonces el primer productor de café arábico del mundo, hecho que favoreció a los países de Suramérica como proveedores de café de todo el mundo.

El consumo de café se inició en Etiopía infusionando las hojas y los frutos, mientras que los granos de café se mascaban, igual que se sigue haciendo ahora en regiones de África. Pero donde se popularizó el consumo de café fue en el Yemen, según cuenta la leyenda un pastor notó que su rebaño tenía un comportamiento eufórico cuando comían hojas y frutos de un arbusto, el pastor llevó los frutos a un monasterio donde el abad los tiró accidentalmente al fugo y esa fue la primera vez que el hombre experimentó el aroma del café. En el siglo XVII se empezó a tostar el grano de café y a molerlo para mezclar con agua caliente y luego filtrarlo, una forma parecida a como se consume actualmente el café.